MOVIMIENTOS DE LADERA: NATURALEZA VERSUS HOMBRE

Según Choisy (1999), la construcción romana influenciada por la arquitectura etrusca y griega ha sido la base para la ingeniería actual. Desde los acueductos, puentes, túneles, presas, y demás edificaciones que hoy en día vemos, es el legado que los romanos nos dejaron junto con sus técnicas de construcción (Fig.1 a, b, c y d).

Médulas de León

FIGURA 1. a) Esquema del procedimiento extractivo del oro en Las Médulas de León durante la época prerromana y romana, b) recreación del tramo de un canal y el muro de sostenimiento, c) método «Ruina Montium»: excavación e inundación de galerías con agua para la extracción del mineral y d) vista panorámica de Las Médulas. Sánchez-Palencia et al. (2009).

Desde tiempos inmemoriales, los movimientos de ladera «slope movement» (Varnes, 1978) han dificultado las edificaciones. Se pueden definir como caídas o desplazamientos de materiales de diversos tamaños a favor de la pendiente. Varnes (1978) propuso la siguiente clasificación teniendo en cuenta el tipo de movimiento y la naturaleza del material (Fig.2).

FIGURA 2. Clasificación para los tipos de movimientos gravitacionales según Varnes (1978) modificado por Corominas y                                     Yagüe (1997); Highland y Bobrowsky (2008).

FIGURA 2. Clasificación para los tipos de movimientos gravitacionales según Varnes (1978) modificado por Corominas y Yagüe (1997); Highland y Bobrowsky (2008).

La variedad de procesos incluidos como movimientos de ladera es grande y su clasificación compleja. La identificación del factor desencadenante exige un estudio detallado de las observaciones geomorfológicas, geométricas y el análisis de los desplazamientos en superficie y en profundidad. No siempre se dan las condiciones necesarias para realizar un diagnóstico exhaustivo por lo que en ocasiones no se podrá confirmar con exactitud el mecanismo desencadenante, mecanismos distintos pueden generar formas parecidas.

CAÍDAS 

Movimientos gravitacionales de masas de rocas o tierra de diferentes granulometrías que se producen rápidamente, prolongando su movimiento por rebote. Estos procesos pueden verse generalmente en laderas muy verticales (escarpes), presentan diaclasas, alternancia de competencia de materiales, crioclastia y erosión. Se han diferenciado dos variantes: desprendimientos (Fig.3a) y vuelcos (Fig.3b). Los primeros hacen referencia a la caída libre e individual de bloques y los segundos se forman donde hay fracturas verticales en el terreno las cuales son las causantes de separar las losas rocosas susceptibles al vuelco.

FIGURA 3. a) Desprendimiento de bloques. Mazico Central de Picos de Europa (Asturias) y b) Vuelco de una caliza con diaclasado vertical en Somiedo (Asturias).

FIGURA 3. a) Desprendimiento de bloques. Mazico Central, Picos de Europa (Asturias) y b) Vuelco de una caliza con diaclasado vertical en Somiedo (Asturias).

DESLIZAMIENTOS

Son desplazamientos del terreno a lo largo de una superficie de ruptura. Dependiendo del tipo de superficie de ruptura se diferencia entre el deslizamiento rotacional (superficie concava y curvilínea) y el traslacional (superficie de rotura plana) (Fig. 4). En macizos rocosos muy fracturados o en materiales homogéneos predominan los deslizamientos rotacionales, se produce un hundimiento del material en la cabecera donde se acumula el agua que induce a nuevas reactivaciones (Video 1). Por el contrario, en materiales heterogéneos con superficies de discontinuidad bien definidas predominan los deslizamientos traslacionales (Antoine, 1992). La velocidad de movimiento de esta masa es igual en todos los puntos del deslizamiento y sus componentes siguen trayectorias paralelas.

FIGURA 4. a) Deslizamiento rotacional. Asturias y b)Deslizamiento traslacional.

FIGURA 4. a) Deslizamiento rotacional. Asturias y b)Deslizamiento traslacional.

EXPANSIÓN LATERAL

Este movimiento afecta a las litologías incompetentes (blandas y deformables) que se disponen por debajo de los materiales competentes (resistentes) que son fragmentados por la inestabilidad de los materiales blandos. Por ejemplo, un material arenoso saturado en agua sometido a una vibración (sismo) produce un fenómeno conocido como licuefacción, por lo que el material se comporta como un fluido viscoso y por lo tanto puede migrar. Este comportamiento crea una inestabilidad en los materiales superiores competentes y los fragmenta (Fig.5a, b y c).

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FIGURA 5. a) Esquema de una expansión lateral (Copons Llorens, R. y Tallada Masquef, A., 2009), b) licuefacción. Japón y c) licuefacción desencadenada por un terremoto. Japón

FLUJOS

Son movimientos continuos, sin estructura interna (como un fluido viscoso) que se amoldan a la morfología de la vertiente por la que se desplazan. Según Corominas y Yagüe (1997); Highland y Bobrowsky (2008) hay diferentes tipos de flujos: las corrientes de derrubios, las coladas fangosas y la reptación.

Las corrientes de derrubios (debris flow) (Fig.6a) son flujos de materiales fangosos con bloques de rocas que se manifiestan durante épocas de intensas lluvias. Estas corrientes se canalizan por el torrente a grandes velocidades con un gran poder destructivo.

Las coladas fangosas (earthflow) (Fig.6b) se generan por la interacción del agua más un material fino y cohesivo como las arcillas y limos. Alcanzan grandes velocidades pero no tanto como los debris flow.

El fenómeno de reptación (creep) (Fig.6c) se da en la parte más superficial del terreno, su desplazamiento es muy lento y es el tipo de movimiento de ladera más común. Este proceso es visible por la inclinación de los árboles al desplazarse el terreno lentamente.

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FIGURA 6. Tipos de flujos; a) corriente de derrubios (Cataluña), b) Colada fangosa (California) y c) Reptación (Asturias).

MOVIMIENTOS COMPLEJOS

Son el resultado de la transformación del movimiento inicial en otro tipo de movimiento según se desplaza ladera abajo. Los movimientos más comunes son las avalanchas de rocas (Fig. 7a) y los flujos (Fig. 7b). Varnes (1958) ideó un modelo para estos movimientos en función de su morfología. Consta de unas formas de denudación con cicatrices y escarpes, y las formas de acumulación con geometrías irregulares, tipo lengua y talud (Pedraza Gilsanz, J., et al., 1996) (Fig.7c).

FIGURA 7. a)Avalancha de rocas, b)Colada fangosa que comenzó siendo un deslizamiento rotacional y            c) Modelo para movimientos complejos de Barnes (1958).

FIGURA 7. a)Avalancha de rocas, b)Colada fangosa que comenzó siendo un deslizamiento rotacional y c) Modelo para movimientos complejos de Varnes (1958).

Para que exista un movimiento de ladera es necesaria la presencia de un conjunto de factores condicionantes a la inestabilidad. Uno de ellos son los factores “intrínsecos” que corresponden a los existentes en la propia ladera como las características litológicas y la pendiente. Otros factores son los “externos” como la deforestación y procesos de hielo-deshielo. Finalmente, existen los factores “desencadenantes” que son los encargados de activar el movimiento de la ladera (Fig. 8).

FIGURA 8. Tabla de los principales factores condicionantes y desencadenantes de los movimientos de ladera.

FIGURA 8. Tabla de los principales factores condicionantes y desencadenantes de los movimientos de ladera.

Según Ayala et al. (1987) los movimientos de ladera constituyen un riesgo geológico inducido o de origen natural, que debe tenerse en cuenta para la planificación del territorio. Cuando estos fenómenos se desencadenan, pueden ocasionar grandes daños materiales y numerosas víctimas mortales. Las medidas preventivas y correctoras ayudan a mitigar estos efectos. Estas actuaciones de mitigación del riesgo suelen ser más económicas que reparar los desperfectos causados por eventos incontrolados. Estas medidas se basan principalmente en la utilización de estructuras de ingeniería como protección que consisten en colocar dispositivos que retengan los materiales y eviten la erosión. Según González de Vallejo et al. (2002) los métodos de estabilización de taludes para materiales competentes (rocas duras) (Fig. 9) e incompetentes (suelos y rocas blandas) (Fig. 10) son la modificación de la geometría, medidas de drenaje, medidas de contención y medidas de protección específicas de acuerdo con la competencia de los materiales.

FIGURA 9. Método de estabilización de taludes para materiales competentes según González de Vallejo (2002) modificado por la autora.

FIGURA 9. Método de estabilización de taludes para materiales competentes según González de Vallejo et al. (2002).

FIGURA 10. Método de estabilización de taludes para materiales incompetentes según González de Vallejo (2002.

FIGURA 10. Método de estabilización de taludes para materiales incompetentes según González de Vallejo et al. (2002).

Los movimientos de ladera en España se distribuyen heterogeneamente en todo el territorio. Estos procesos abundan en zonas montañosas (cordilleras) y en zonas costeras (Fig. 11).

FIGURA 11. Mapa de España que muestra las zonas más vulnerables y propensas a sufrir movimientos de ladera. IGME.

FIGURA 11. Mapa de España que muestra las zonas más vulnerables y propensas a sufrir movimientos de ladera. IGME.

A continuación voy a citar brevemente algunos de los eventos más significativos que han acaecido en el territorio español a lo largo de la historia.

Según Carracedo et al. (2009) los deslizamientos gigantes fueron los causantes de la formación de los valles de la Oratava y Guímar (Tenerife). Este proceso probablemente se originó rápidamente debido a que el material deslizado se encontraba formado por un fango de origen volvánico (Hürlimann, 1999). El volumen desplazado seguramente originó un tsunami cuando llegó al mar. Este evento está clasificado como prehistórico, aconteció hace miles de años, por lo que no existen referencias históricas.

En los años 1755 y 1884 se produjo un terremoto en Lisboa y Andalucía respectivamente (Ferrer, 1997; Sanz, 1992; Jiménez Pintor y Azor, 2006). Esto desencadenó un deslizamiento sobre el pueblo de Güevejar (Granada) que quedó destruido y posteriormente en 1887 fue abandonado.

Cerca de la población de Olivares (Granada), en 1986, se produjo un deslizamiento de grandes dimensiones que duró alrededor de once días. Afortunadamente, el avance del flujo fue lento por lo que se pudieron desalojar las viviendas (Rodríguez et al., 1987). Las tareas de dragado y la retirada del material inestable consiguió frenar definitivamente el avance del deslizamiento.

En la primavera del año 2000 en Barcelona, las lluvias torrenciales provocaron una gran corriente de derrubios que se llevó por delante coches y cubrió diversos edificios.

BIBLIOGRAFÍA

Antoine, P. (1992).”Problems linked to the instability of large-scale slopes – Geological aspects”. Bulletin of the International

Association of Engineering Geology de l’Association Internationale de Géologie de l’ingènieur, nº 45.

Ayala, F.J., Elizaga, E. y González de Vallejo, L.I. (1987). “Impacto económico y social de los riesgos geológicos en España”. Serie Geológica Ambiental; IGME. Madrid, 91 y mapas.

Carracedo, Pérez-Torrado, Paris y Rodríguez-Badiola (2009). Megadeslizamientos en las Islas Canarias. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra. 17.1. 44-56

Choisy, A. (1999). El arte de construir en Roma. Reverte. 241 pp.

Copons Llorens, R. y Tallada Masquef, A. (2009). Movimientos de ladera. Enseñanzas de las Ciencias de la Tierra (17.3),   284-294.

Corominas, J. y Yagüe, A. (1997). Terminología de los movimientos de ladera. Actas del IV Simposio nacional sobre taludes y laderas inestables. Granada, 1051-1072.

Ferrer, M. (1997). Algunos deslizamientos históricos en España (1600-1950) Actas del IV Simposio Nacional de Taludes y   Laderas Inestables. Granada, 741-746.

González de Vallejo, L.; Ferrer, M.; Ortuño, L.; Oteo, C. (2002). Ingeniería Geológica. Pearson Educacion. 744 pp.

Highland, L. y Bobrowsky, P. (2008). The Landslide Handbook – A guide to understanding landslides. Circular 1325. U.S.   Geological Survey. 129.

Hürlimann, M. (1999). Geotechnical analysis of large volcanic landslides: The La Orotava events on Tenerife Canary             Islands. Departamento de ingeniería del terreno, cartografía y geofísica. Universitat Politècnica de Catalunya. Tesis doctoral.

Jiménez Pintor J. y Azor A. (2006). El Deslizamiento de Güevéjar (provincia de Granada): un caso de inestabilidad de           laderas inducida por sismos. Geogaceta 40: 287- 290.

Pedraza Gilsanz, J., Carrasco González, R. M., Díez Herrero, A., Martín Duque, J. F., Martín Ridaura, A., Sanz Santos, M. A. (1996). GEOMORFOLOGÍA. Principios, Métodos y Aplicaciones. Rueda. 413 pp.

Rodríguez, J.M.; Durán J.J.; Ayala-Carcedo F.J.; Prieto C. (1987). El deslizamiento de Los Olivares (Granada)de abril de       1986. Instituto Geológico y Minero de España. Madrid.

Sánchez-Palencia, F. J., Ruiz del Árbol, M. y Pérez, L.C. (2009). Geo-archaeology of gold: gold placers panning and ancient gold mines in the North-East of Lusitania. Orfebres et forgerons. L’approche experiméntale en Archéologie minière et           métallurgique. B. Cauuet, ed., vol.1. Publs. Univ. de Toulouse, Le Mirail, 13pp.

Sanz, E. (1992). El deslizamiento de ladera de Güevejar (Granada) durante los terremotos de Lisboa (1755) y Andalucía   (1884). Actas del III Simposio Nacional sobre Taludes y Laderas Inestables. La Coruña, 195-203.

Varnes, D.J. (1958). Landslides types and processes, en E.B. Eckel (ed.), Landslides and Engineering Practice, Research   Board Special Reports 29. National Research Council, Washington, 20-47.

Varnes, D.J. (1978). Slope movement: Types and Process, en Scuster & Krizek, 1978: Landslides: Analysis and Control.      Special report 176. Transportation Research Board, Commission on Sociotechnical Systems, National Research                   Council National Academy of Sciencies, Washington, D.C., 234 pp.

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